Desde las costas caribeñas hasta los valles andinos, existe un elemento común en las mesas de los colombianos. Redonda y dorada, es el símbolo del desayuno y la merienda nacional: la arepa colombiana. Este alimento no es solo un plato, es parte de la identidad de un país.
Con su exterior crujiente y su interior suave, se convierte en el lienzo perfecto para una variedad de sabores. La arepa colombiana puede transformarse según la región, los gustos y las tradiciones, demostrando su versatilidad y su arraigo en el corazón de Colombia.
Ingredientes:
- 2 tazas de harina de maíz precocida
- 2 tazas de agua tibia
- 1 cucharadita de sal
Modo de preparación:
- En un bol, mezclar la harina de maíz precocida con la sal. Añadir el agua tibia poco a poco y amasar hasta obtener una mezcla homogénea y suave.
- Tomar porciones de la masa y formar bolas. Aplastar cada bola entre las palmas de las manos para darle forma de disco.
- Calentar una sartén o plancha a fuego medio y cocinar las arepas hasta que estén doradas por ambos lados y suenen huecas al golpearlas ligeramente.
Consejos para mejorar la arepa colombiana:
La excelencia de una arepa comienza con la calidad de sus ingredientes. Optar por una harina de maíz de buena procedencia asegura una textura y sabor superiores. Además, la temperatura del agua es crucial; el agua tibia facilita la integración de los ingredientes y aporta suavidad a la masa. Experimentar con diferentes grosores y tamaños puede ofrecer variaciones interesantes en la textura y el sabor. Por último, aunque la arepa tradicional es sencilla, incorporar hierbas o quesos a la masa puede ofrecer un toque gourmet que sorprenda y deleite a los comensales.